Nos encontrábamos en Bucarest, en 2005, para unos recitales y conferencias en el Instituto Cervantes de esta ciudad. Precisamente el recital que se celebró durante el intercambio de puestos en la dirección de la sede rumana entre Ioana Slotescu y Joaquin Garrigós; Juan José Delgado entre nosotros, Cecilia Domínguez Luis, Sabas Martín y yo. ¡No se los pueden imaginar, recitales de poesía entre poetas canarios y poetas rumanos que duraban 3 o 4 horas y el público no se movía! En la Universidad de Bucarest (gracias al traductor Coman Lupu), más que leer poesía o hablar de literatura, respondimos a las preguntas de unos alumnos de español ávidos por saber si serían bien recibidos en España en caso de emigrar. Y quiso el destino que la mañana que se nos devolvió al aeropuerto hubiera en Buscarest una niebla espesa y “cinematográfica”, de esas que no se consiguen con artilugios, y, al grabar un poco cómo parecía aquella mañana, de pronto, quien nos conducía comenzó a contarnos de Ceaucescu.
El corto es documental en la medida que lo es cualquier fotografía de un fotorreportero: capta el instante tal como sucedió, pero en movimiento, con todo un amasijo de connotaciones históricas, además de psicológicas colectivas y personales (las del conductor) que se traslucen de uno u otro modo. Hay una suerte de literatura en que Juan José Delgado se encuentre —en esta breve pieza— relacionado con Ceaucescu y la historia reciente de Rumanía. Así, como si nada. Un canario en Rumanía. Un canario en la niebla de Bucarest. Se encuentran presentes, casi como figurantes o, incluso, como actores que lo propician activamente, otros escritores canarios con los que Juan José tuvo una fluida relación a lo largo de muchos años: Cecilia Domínguez Luis (que entonces no era Premio Canarias de Literatura, como ahora), Sabas Martín y, algo más joven y además detrás de la cámara, en este caso, yo mismo. Es el fin de un viaje. Y los viajes —también el de la vida— son así. Ahora lo veo (este comienzo del regreso: este corto) con la extrañeza de que uno de los compañeros de aquella mañana ya no se encuentra. Juan José Delgado falta. Está pero no está.