Carita de Luna

Cuento de Pepa Aurora

Presentación de Cecilia Domínguez Luis

Gran defensora de la Narración oral, Pepa Aurora se considera a sí misma como “cuentacuentos”, y en una entrevista realizada por Manuel Arbelo Caballero afirma: «Mi labor comenzó cuando, al trabajar con niños en la escuela, me di cuenta de que el lenguaje de los libros no estaba adaptado al medio y al entorno de los niños; por eso les contaba cuentos y poemas que hablaban del nombre de los barrancos, de los lagartos, de las tabaibas, de los dichos populares, etc.».

De ahí que en sus narraciones, tanto orales como escritas, no solamente recupere el habla tradicional, sino que, a través de historias que se desarrollan en un entorno inmediato para el futurolector, se despierte en él el interés y el respeto por lo que lo rodea, paso previo para que ese interés se vuelva universal.

Por eso los relatos de Pepa Aurora tienen como escenario las diferentes islas, con sus peculiaridades, tanto geográficas como medioambientales, lingüísticas, tradicionales, etc. Toda esta experiencia como narradora oral y escritora de relatos infantiles, así como su labor de investigación y recopilación de cuentos y tradiciones populares, la llevan a escribir una serie de libros en los que recoge todo este bagaje. En ellos, aparte de una apuesta firme por la oralidad y el convencimiento de que la familia y la escuela son los lugares fundamentales para la educación en valores y fomento de la lectura, propone una serie de ideas, recursos y estrategias para facilitarles, tanto a padres como a maestros, el acercamiento a los textos, ya sean orales o escritos, de una manera creativa y enriquecedora.

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Como ella misma dice en el prólogo de uno de sus libros, El lenguaje creativo en la escuela, y hablando del papel de esta institución como suplidora de carencias: “…la enseñanza de la oralidad y la literatura en la escuela es una hermosa forma de integrar a niños de otras culturas en el conocimiento de la nuestra, comenzando por la raíz”.

La tradición cuentística puebla la literatura de Pepa Aurora, por lo que no es raro ver en sus relatos animales u objetos que expresan sus quejas, sus sentimientos e, incluso, sus frustraciones. Lo mágico y lo real, la importancia de la palabra como vehículo de comunicación, la recreación del mundo clásico, fruto de sus propias lecturas infantiles, se unen en unos relatos que sirven tanto para ser leídos como para ser contados.

Su lenguaje, en el que abundan recursos literarios que enriquecen y particularizan los cuentos y poemas destinados a los niños, aparte de recuperar el habla tradicional de las islas, es sencillo y cotidiano, lo que facilita la comprensión de sus mensajes.

La responsabilidad formadora de Pepa Aurora la lleva a escribir unos relatos cuya finalidad no es solo la de recrear y divertir, sino la de invitarnos a la reflexión y, sobre todo, la de transmitir una serie de valores como la solidaridad, la aceptación de las diferencias, la tolerancia, etc., que, unidos a la revalorización de los paisajes y paisanajes de las islas, conforman un mundo literario y ético singular y atractivo.


Para conocer más a esta autora:
Ficha de Pepa Aurora en Archipiélago de las Letras/


Pepa Aurora
Carita de Luna

Candela se miraba en el espejo preocupada: todas las amigas de su mamá le decían:

«¡Qué carita de luna tiene esta niña!».
Algunas añadían:
«Ah, qué bonita es esta niña, con su carita de luna».

Ella no entendía muy bien si tener cara de luna era bueno o malo y le angustiaba.
Aquella noche cerraba sus ojillos repletos de sueño cuando escuchó a su mamá, mientras la arropaba:

– ¡Hasta mañana, carita de luna!
La niña semidormida, preguntó:
– Mamá, ¿dónde está la luna?
– Tal vez escondida detrás de tu cuna.
– ¿Y dónde está el sol?
– El sol es muy obediente y ya se durmió..
– Buenas noches, mami.
– Buenas noches, mi amor.

A solas, en su nebulosa de sueños, Candela comenzó a buscar a la luna…
En la ventana solo había estrellas; tampoco estaba en su cuna, ni en su manta, ni en su mesa.

– ¿Dónde estará la luna?- preguntó a la gata.

Y la gata le señaló las cajas y las latas con su pata.

Abrió la caja de sus camisetas, la de sus zapatos, la de sus muñecas. ¡No!… ¡No!… ¡No!… Después, abrió las latas: la grande de galletas, la mediana de bombones, la pequeña de piruletas…
Y miró una por una: pero tampoco encontró la luna.

Candela salió en busca de la luna, que no estaba detrás de su cuna, ni en las cajas, ni en las latas. Así que le preguntó al perro que dormía en su caseta:

– ¿Has visto la luna?
– Anoche la vi jugando en el monte.

Y la niña fue en su busca…
Anda que te anda llegó al monte; pero solo encontró una cabra y le pregunta:
– Busco a la luna, que no estaba detrás de mi cuna, ni en las cajas, ni en las latas, ni en el monte. ¿Sabes dónde se esconde?

Y la cabra le responde:

– Anoche la vi en la charca, bañándose con las ranas.
Camina que te camina llega a la charca y le pregunta a una rana:
– Busco a la luna que no estaba detrás de mi cuna, ni en las cajas, ni en las latas, ni en el monte, ni en la charca, ¿sabes dónde se esconde?

Y la rana le responde:

– En esta noche tan clara, se reflejará en el agua.
Volvió a mirar en la charca y solo vio su cara redonda en el espejo del agua.
– ¡No quiero tener la luna en mi cara!- dijo apenada. Corrió a su casa y se durmió en un suspiro.

A media noche, la gata ronroneó en su oído:

– ¡Mira, mira!-. La luna, asomada a la ventana, llenaba la habitación con su magia.
-¡Oh, qué alegría que no está en mi cara!-. exclamó la niña.

La luna estaba tan hermosa que ya no le importó parecerse a ella. Y así, con una sonrisa, se volvió a dormir.

Ilustración gracias a Victor Jaubert

Escritora