Gafas nuevas

Cuento de María Gutiérrez

Presentación

María Gutiérrez, canaria, maestra, escritora y activista poética, milita en distintas asociaciones y colectivos. Ha impartido múltiples cursos y talleres en Canarias y fuera de las islas.

Dirige el taller de lectura de la Librería de mujeres y colabora en la Escuela de creación. Ha recibido varios premios literarios. Ha participado en numerosos encuentros y congresos en diferentes países y ciudades, y, además de Chilajitos (Cíclope Editores, 2008), ha editado, Con los pies empapados (Idea, 2011), una novela sobre el fenómeno de la inmigración, Ellas tampoco saben por qué (Idea, 2013), una colección de doce cuentos, Cinco Siete Cinco, un libro de haiku de autoría compartida, en 2014, y recientemente, El rancho de Cris y La mochila rosa, dos álbumes ilustrados publicados por Bellaterra.

Gafas nuevas

Se me iban los días inclinada sobre colorines y cuentos de huérfanos extraviados en bosques remotos y hazañas de héroes con espadas; me tumbaba boca abajo en el suelo para contemplar durante horas en el atlas desgastado los países que visitaría de mayor. Acariciaba aquellos pedazos de tierra marrón con la yemita de mi dedo y aparecían las manadas de búfalos pastando en la llanura, que se arrancaban de repente en una estampida ciega, incierta; los pingüinos corriendo hacia el agua sobre la plataforma de hielo; las nutrias gigantes retozando a la orilla del río; las manadas de elefantes atravesando la sabana, a vista de pájaro. Cada vez que lo abría era como abrir la puerta y adentrarme en el mundo. El mundo existía lejos, más allá de las fronteras de la isla. Fuera me esperaban tantas aventuras fascinantes; tantos países que un día exploraría.

Y quería saber más. Y preguntaba, y preguntaba, e imaginaba.

Mi atlas, los colorines, el diccionario, Twain, Verne.

Los libros. Las palabras. Las palabras que explicaban y describían cosas.

Las palabras que se leían y podían escribirse.

Contaba las cosas con tanta soltura que, por las tardes, todos sentados a la sombra del árbol grande, me ponían a narrar cuentos, a que les hablara de la vida en los desiertos, a que les describiera las islas de coral o la selva africana, hasta que nació primo Toni y me arrebató la audiencia.

Un día pude ver las hojas húmedas de un plátano, brillantes, una gota de agua en el tronco, y los dibujos de las baldosas de la acera; detalles y nuevos perfiles en el aire. Todo nuevo con mis nuevas gafas de culo de botella y pasta canela. Todo lleno de objetos y colores. La calle, la escuela, la venta, brillaban. Limpias. Como si el sol alumbrara de repente el mundo tras una noche gris. Estaba maravillada.

Cuántas cosas puedo ver ahora, mamá. Qué bonito es todo.

Y quise contar el mundo visto con mis gafas nuevas.

En Un estremecimiento me desarma, Chilajitos, Claudia Gehrke Verlag, 2016, pp.18-20.