1. INTRODUCCIÓN
La biografía y trayectoria intelectual de José Agustín Álvarez Rixo (1796-1983) abarca uno de los períodos más decisivos de la historia del archipiélago y de los que él fue un testigo privilegiado por su vocación inquieta y polígrafa. La generosa y desinteresada cesión de sus descendientes a la Universidad de La Laguna de su archivo (tan celosamente custodiado durante más de ciento treinta años) ha sido uno de los acontecimientos más importante de los últimos años para la historiografía canaria a tenor de la valiosa documentación que su catalogación definitiva pondrá a disposición de los investigadores. La curiosidad de Rixo, su erudición y el espíritu casi notarial sobre la realidad de su tiempo nos permitirá acceder a uno de los fondos esenciales para entender nuestro pasado. Dentro de dicha documentación, los textos de creación literaria ocupan un espacio no menor: poesía, cuentos, una novela y varias piezas teatrales ayudarán a enriquecer el magro panorama de la literatura del período. El catálogo editado por la Biblioteca de la Universidad de La Laguna (BULL) como eje fundamental de la Semana del Libro dedicada a su figura permite hacernos una idea de la trascendencia de Álvarez Rixo para nuestras islas, su historia y su cultura: http://riull.ull.es/xmlui/handle/915/2133
Este trabajo propone un acercamiento a su corpus teatral vinculado al Carnaval que bajo el título conjunto de Máscaras o como el Lector quiera llamarlas fue editado por el autor de estas líneas en el año 2009 (Puerto de la Cruz / Seminario de Estudios Teatrales del Departamento de Filología Española de la Universidad de La Laguna) y, posteriormente, estudiadas en relación con otros autores de su tiempo en su trabajo doctoral del 2012 (Calles, plazas y salones: textos y espectáculos teatrales en el Tenerife de la primera mitad del siglo XIX). Las líneas que siguen provienen de dicho trabajo. Se ha seleccionado una de ellas, Una de tantas juntas, que consideramos muy ilustrativa de la crítica socio-política del autor a las circunstancias del cainismo endémico de las islas. Su sencillez y gracia permite usarla como ejemplo en distintos niveles educativos.
2. MÁSCARAS O COMO EL LECTOR QUIERA LLAMARLAS
El volumen que contiene las máscaras teatrales de Rixo es un cuaderno de fabricación casera lo que ha permitido que puedan incorporarse: a) cosida una carta de su amigo y confidente erudito, el Prebendado Pacheco, b) un recuadro con ilustración añadido con pegue, c) además, una interpolación pegando media página de un recibo fechado el 18 de diciembre de 1863 sobre unas fanegas de trigo lo que indica una revisión posterior del texto a la devolución del mismo por el Prebendado en 1852. Se repite en este caso la habitual práctica amanuense de Rixo que ya hemos señalado al comentar su producción historiográfica y polígrafa. Entendemos que en las Máscaras la obra ya está prácticamente cerrada y así parece confirmarlo el envío a Pacheco pese a la mencionada interpolación. El título general del volumen es Máscaras aunque en su introducción podemos leer como título Máscaras o como el Lector quiera llamarlas. En cuadernillo aparte suelto de doce páginas está la Máscara de un Miedo. El que no haya incluido (cabía la posibilidad de coserla) la primera pieza desde el punto de vista cronológico se debería a la evidente falta de unidad (temporal y temática) de esta con respecto al conjunto. En el cuaderno, tras la introducción, encontramos las siguientes obras: “Una de tantas Juntas. Máscara histórico-satírica”, “La papeletas de contribución o el Alcalde de Mazapez”, “Una aduana de cuño moderno”, “Idea para una máscara que se podrá titular Milagros de San Antonio”, “Dionisio Luis. Máscara” y “Escenas gubernativas campesinas”. Todas estas piezas, incluyendo la más temprana de 1827, muestran a un autor preocupado más por la enseñanza templada que por la exacerbación de la broma degradante. Ya el prólogo anuncia el objeto y fin de “despertar” a aquellos que forzada o involuntariamente caen en la ridiculez. Lo hace en un tiempo en el que se cacarea tanto de la libertad de pensamiento, pero tiempo en el que incluso una de sus obras es censurada por algunos. Su explícita cita a Molière y su personaje del Tartufo es una vindicación de esta raíz ilustrada. Dos son los temas, que aparecen en el prólogo, muy golosos para la crítica racionalista: los falsos devotos y los que se enriquecen a costa del Estado. Predominará en Rixo el segundo, quizás por su mayor conocimiento al haber estado en contacto con la política pública y sus entresijos durante muchos años. Hay que recordar que la separación de la vida pública de Rixo se debió al enrarecimiento de relaciones con el gobierno municipal portuense y las veladas acusaciones de apropiación indebida.
Las obras son anteriores en su composición a su retirada de la vida política y parecen indicar que la preocupación cívica de Rixo no se origina por su amarga experiencia final sino de la lúcida distinción entre los intereses generales y los privados en la gestión de lo público. Esto explica su insistencia en ridiculizar el pacto no escrito entre letrados y gestión pública, la omnívora presencia de la burocracia y su sostenimiento, la malversación de las contribuciones públicas, la participación de los estamentos oficiales en el saqueo de la Hacienda Real o la desconfianza lógica de las clases populares ante el latrocinio generalizado.
3. UNA DE TANTAS JUNTAS. MÁSCARA HISTÓRICA-SATÍRICA (DOMINGO DE CARNAVAL DEL 1845)
Resumen
De todas las máscaras relacionadas con el erario público y las burocracias que lo exprimen es esta la más ácida y, por decirlo de alguna manera, la más carnavalesca en su alegórica puesta en escena. Fechada en el Domingo de Carnaval de 1845, es la más breve de todas pero aquella cuya sátira alcanza un calado mayor. Rixo realiza una adaptación libre de la fábula esópica(1) titulada “Las ranas que pidieron rey” (el Arcipreste de Hita la introduce en la literatura castellana en su Libro de Buen Amor como el apólogo del Dios Amor “Júpiter y las ranas”). Aquí las ranas son las Islas Canarias y el marco escogido para la parodia es una junta de las miles que se celebraban para resolver asuntos domésticos o de importancia capital. Esas juntas (y sus “juntistas”) serán también criticadas veladamente en otras máscaras. La reunión de las islas para decidir la capital del Archipiélago mantiene su actualidad, por lo menos en lo que atañe a las islas llamadas capitalinas hoy día. Cada una de ellas expone ante las demás sus méritos para el título de capital. La gama de argumentos son variados dentro de su absurda exposición: la preeminencia histórica basada en episodios concretos, el tamaño, su situación geográfica, la producción económica, la gastronomía, la dependencia de una frente a otras, o la existencia de accidentes geográficos sobresalientes (el Teide, en el caso de Tenerife). De la exposición pasan al acalorado debate y a la recriminación. Por ejemplo, La Gomera responde a Tenerife: “que sepa el Señor Pico Teide que es una plaga de cigarra que para alimentarse tiene devorada a la Provincia entera”. Cuando parece que la discusión llega a un punto sin retorno y cada una se ha enquistado en su candidatura, aparece con estruendo bíblico el dios Júpiter que lanza una dura recriminación a la falta de unidad regional (todo un programa reivindicativo de solidaridad dentro de las diferencias y potencialidades de cada una). Y para terminar la pugna, Júpiter amenaza con aquello que es para Rixo la verdadera calamidad de su tiempo: “Que si sólo os ocupáis en lo futuro en piques, rivalidades y dicterios, juro por el Olimpo, que os abandonaré a las cien oficinas, a cien contribuciones para sostenerlas, y al desprecio”
Estructura, espacio, tiempo y ritmo textual
La obra está dividida en dos pequeños cuadros. El primero protagonizado por las siete islas reproduce una sesión de las juntas al uso: los representantes se colocan a los lados del presidente de la sesión (en este caso, Tenerife) y toman el turno de palabra para defender sus intereses. Rixo conocía perfectamente la dinámica de este tipo de reuniones y no duda en destilar su bilis anti-burocrática en la escenificación de esta junta: la mala educación, la imposición del exabrupto ante los razonamientos, la argumentación llevada al absurdo en la defensa de sus objetivos particulares. Aunque no alude a ningún elemento escenográfico, sí lo hace a la disposición espacial en torno al Presidente pues tras la entrada de Júpiter en la segunda escena, este “se colocará a espaldas del Presidente en sitio más elevado y preeminente para configurar mejor el grupo”. Podemos suponer que tomando como centro escénico a Tenerife, el resto de los personajes se repartirían siguiendo el orden geográfico y de división provincial: en un lado, Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Al otro, La Palma, La Gomera y El Hierro. Para ayudar a ir creando la gradual tensión en la reunión que va a obligar, ante el desacuerdo general, a la intervención divina del segundo cuadro, el personaje de La Gomera sembrará discordia con sus continuas interrupciones a la “pata llana”.
La segunda escena está protagonizada por la intervención de Júpiter que después de un encendido análisis sobre las causas del declive económico de la región (fundamentalmente, la desunión de las islas en la defensa de sus intereses) amenaza con enviarles como castigo más cargas burocráticas.
Personajes
Aunque no hay precisiones explícitas en la obra, con toda seguridad y aprovechando el contexto carnavalesco-alegórico, cada una de las islas tendría en su caracterización algún elemento simbólico (¿una escarapela con la figura de la isla, su perfil en un sombrero, algún detalle de la vestimenta revelador?). También seguramente algún detalle del habla característico de su isla. La actitud de cada uno también ejemplifica los desequilibrios regionales no tan obsoletos aún: las islas menores frente a las mayores o la riqueza natural frente a la centralización institucional. El pleito insular entre Gran Canaria y Tenerife aparece en un primer momento cuando el segundo es elegido presidente.
El personaje de La Gomera, con todas las connotaciones negativas que dicha isla tiene en ciertos ámbitos del acervo popular canario (los chistes) de ser sus habitantes brutos o pleitadores, asume el rol de ir desmontando todos los argumentos que cada isla da en apoyo de su petición, a modo de bufón desvelador de verdades. Todo para, finalmente, proponerse ella como candidata.
Recursos
La única referencia a recursos escenográficos son los efectos de rayos y relámpagos que anuncian la llegada de Júpiter. Pero la primera escena contó seguramente con la reproducción de una sala de juntas con sus símbolos en telón pintado pues gran parte de la gracia estaría en el contraste entre la seriedad que el público presupone en estas cívicas reuniones y la chabacana actitud de sus integrantes insulares.
Comicidad
Tres son los factores (sin contar con los hipotéticos planteados) en los que se apoya la comicidad de este juguete de carnaval: la rivalidad entre las islas y los currículos que aportan en sus pretensiones, el contrapunto gomero a cada uno de ellos y la aparición del dios (suponemos que con todos los atributos) que contrasta en su naturaleza mitológica con la burguesa asamblea.
4. TEXTO DE LA MÁSCARA EN EDICIÓN MODERNA
UNA DE TANTAS JUNTAS
MÁSCARA HISTÓRICO-SATÍRICA
PERSONAJES
EL SEÑOR CANARIA
SEÑOR TENERIFE
SEÑOR LA PALMA
SEÑOR LANZAROTE
SEÑOR FUERTEVENTURA
SEÑOR GOMERA
SEÑOR HIERRO
EL DIOS JÚPITER
Escena primera
El señor Gomera. ¿Quién es aquí primero?
Señor Lanzarote. Yo, por razón natural; porque vengo de la Isla primera que reconoció a España, y es la que queda más hacia el Oriente.
Señor Gomera. Hola, ¿conque viene usted alegando ya privilegios de los Reyes Magos, que venían de Oriente?
Señor Tenerife. Aquí está el reglamento que previene se echen de suertes para sacar Presidente.
Señor Gomera. Vive Dios que, como yo quede, a mí Isla le he de aumentar cuanto menos cinco leguas.
(Echan a suerte y sale Presidente el Señor Tenerife.)
Señor Canaria. ¡Yo protesto!… ¡protesto! porque, ¿a qué viene eso? ¿Quién duda que yo deba presidir representando la Capital que da el nombre a todas estas Islas…? Apelo a la Historia, a los Mapas de todas las naciones… a nuestro noble blasón orlado de dos leales Canes… En Gran Canaria ha estado la primera Catedral…
Señor Lanzarote. (Alterado.) Niego la proposición, y pronto probaré a V. S. lo contrario.
Señor Canaria. Allí está la Real Audiencia, allí residieron los primeros Comandantes Generales: allí estuvo el Tribunal de la Santa Inquisición…
Señor Gomera. Sepa V. S. que no nos ha de volver a echar ese perrito a la oreja.
Señor Lanzarote. Reasumiendo la palabra digo: Que si antigüedades nos han de valer, la Catedral primera estuvo en Rubicón de Lanzarote. En mi Isla está el puerto más seguro y famoso de las siete. Hay comercio. Está la gran Mareta, etc., etc.
Señor Gomera. También la Mareta a veces se seca, y salen de ese Puerto famoso sus paisanos a modo de cigarra en busca de agua y verdura hasta mi misma tierra(2).
Señor Fuerteventura. Capital de las Islas debía serlo la mía que siendo la más larga de todas es la más inmediata al continente; y hasta su mismo nombre Fuerte Aventura es el más significativo, y el que tiene más letras.
Señor Gomera. Buena esta es. Si el número de letras importara, tiene más derecho que V. S. cualesquiera Alfabeto. ¿Y continente? no es otro que el del Moro. No sé cómo V. S. no alegó también que en su Isla hay esos pajaritos que llaman Gangas.
Señor La Palma. Sepan V.S.S. que mi tierra tiene derechos fundados en varias preeminencias así naturales como artificiales. Está declarada por la más occidental de la Provincia, por consiguiente suele ser la más reconocida por los navegantes que van y vienen de las Indias. Allí se construyen primorosas naves. Produce azúcar cuya calidad intrínseca a juicio de los Químicos no tiene igual; con otras cosas más…
Señor Gomera. ¡Pan de gofio, rapaduras, golosinas!
Señor Hierro. Al oír tanta cosa para obtener la preferencia de capitalidad, no puede tolerar más mi paciencia. Mi Isla tiene todo el derecho. Ella ha sido el primer Meridiano, en virtud de leyes promulgadas por varios Soberanos y naciones para reconocerlo, y no está bien decidido el punto si La Palma es o no la que queda más al Occidente. Mi tierra ha sido privilegiada por Dios mismo dándole el célebre Árbol Santo que destilaba agua. Finalmente posee un manantial que da la salud a todos los Isleños.
Señor Gomera. Bien se celebra el Señor Hierro: ¡mucho es que no saca a plaza los higos pasos del Golfo! Capital ha de ser la Gomera riña quien riñere, basta la distinción que para hacer escala hizo de ella el célebre Cristóbal Colón primer descubridor del Nuevo Mundo. Porque está más clarito que el agua, que si a los Gomeros nos hubiera tentado el diablo de echar a pique la nave de Colón y luego reducirlo a pleito, no tuvieran V.S.S. un peso duro, ni un cigarro puro, con que poder fachenchar en la plaza de Santa Cruz. La Gomera tiene muchas aguas, dátiles gustosos y moradores ladinos(3) que se entienden por el silbo, capaces de enredar al mismo Relator de la Gran Canaria: he dicho.
Señor Tenerife. Al ver tanta divergencia, preciso es ya poner de manifiesto mi derecho. Casi todo cuanto V.S.S. alegan, además de hallarme por naturaleza en posesión de la localidad central, hoy en mí se encuentra. El Teide es Meridiano majestuoso y célebre. El valor de los frutos agrícolas al de las otras Islas supera, lo mismo el comercio. También la más poblada. Aquí hay Catedral, Capitán General, Intendencia, más de cien oficinas…
Señor Gomera. Ojalá y no las hubiera. Pues sepa el Señor Pico de Teide que es una plaga de cigarra que para alimentarse tiene devorada a la Provincia entera.
Escena 2ª
(Claridad de relámpagos, ruido que se aproxima de truenos y con rapidez entrará el Dios Júpiter quien se colocará a espaldas del Presidente en sitio más elevado y preeminente para configurar mejor el grupo. Entretanto todos los Juntistas se asustan permaneciendo en aptitud de aterrorizados.)
Todos. ¿Qué es esto?
Señor Gomera. ¡Que se ahunde la tierra!
Júpiter. Canarios Isleños, ¿es posible que siempre habréis de ser necios, perdiendo en inutilidades vuestra vida y vuestro tiempo? Las prerrogativas que cada cual de vosotros alega son ciertas. Pero aprended a sacar discreto provecho de ellas. Mi Providencia divina os separó y dotó a cada una de las siete porciones con las ventajas peculiares que ostenta: mas no para emplearlas en quimeras, envidias, ni necias preferencias, sino para haceros bien recíprocamente. Cada cual goce las suyas, perfecciónelas, consérvelas, sin jamás olvidar que de esa unión moral resultará la recíproca conveniencia. Entonces seréis más respetados hasta por el mismo Gobierno supremo; y aquello que pretendáis de consuno, no es fácil que yo ni nadie os lo niegue. Esta desatinada pugna por quien ha de superar y entorpeceros la felicidad de pueblo a pueblo, os ha dañado más que la Langosta Africana y cien años secos: porque los insectos desaparecen a los pocos meses, cuando la plaga a que habéis dado lugar con vuestro desconcierto se ha arraigado y os roe y roerá los huesos. Sabed, que a un Sabio de la República de Atenas le inspiré que enseñase: Que los mejores regímenes y leyes para ser los hombres dichosos son aquellas a que estos hombres se hallan acostumbrados. Por último, sabed: Que si sólo os ocupáis en lo futuro en piques, rivalidades y dicterios, juro por el Olimpo, que os abandonaré a las cien oficinas, a cien contribuciones para sostenerlas, y al desprecio.
[En el manuscrito sigue un dibujo con un mono y una zorra la cual dice: Qui rides? Mutato nomine de te Fabula narratur(4).]Domingo de carnaval del año 1845
NOTAS
(1) La tradición de las fábulas de Esopo transmiten la narración de la manera siguiente: “Las ranas, cansadas de su desgobierno, mandaron embajadores a Zeus pidiendo que les diera un rey. Zeus, al ver su simpleza, echó una estaca a la charca. Y las ranas, al principio, asustadas por el ruido, se metieron en el fondo de la charca, pero como la estaca estaba quieta, salieron a la superficie y a tanto desprecio llegaron por su rey que, subiéndosele encima, se sentaban en él. Indignadas de tener semejante rey, recurrieron por segunda vez y le pidieron que de nuevo les cambiara de jefe, pues el primero era demasiado indolente. Zeus se irritó y mandó entonces contra ellas una hidra, que cogió a todas y se las comió.La fábula muestra que es mejor tener gobernantes tontos pero sin maldad que liantes y malvados”
(2) En varias de sus obras hace referencia Rixo a esta emigración forzada por la hambruna desde las islas más orientales. Será un proletariado portuario cuyas miserables condiciones comentará.
(3) En el sentido de ‘atravesado’.
(4) “¿Por qué ríes? Si cambias el nombre, puede ser tu historia”. Cita de Horacio.