“Cuando se es capaz de asumir la tradición y defender
que no nos pertenece más que transitoriamente,
tenemos el deber de retroceder hacia el futuro”.
Yeray Rodríguez Quintana.

INTRODUCCIÓN

La literatura oral y escrita son dos expresiones artísticas en conflicto desde tiempos remotos. La persistencia del hombre por que una de ellas subordine o elida a la otra es un tema que podemos leer desde Platón. En la obra Fedro encontramos un diálogo en el que Sócrates, explicando los orígenes de la escritura, narra la conversación entre su inventor, Teut, y el rey egipcio Tamus.

¡Oh rey! le dijo Teut, esta invención hará a los egipcios más sabios y servirá a su memoria; he descubierto un remedio contra la dificultad de aprender y retener. –Ingenioso Teut, respondió el rey, […] padre de la escritura y entusiasmado con tu invención, la atribuyes a todo lo contrario de sus efectos verdaderos. Ella no producirá sino el olvido de las almas […]; fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma. (Platón 1871: 86-87)

Dentro de las artes orales, la poesía improvisada se ha erigido como una de las expresiones artísticas más interesantes del pasado siglo XX y del vigente siglo XXI. Este caudal poético se ha mantenido a lo largo del tiempo pese a haber sido ignorado durante muchos siglos, un sentir que ha llegado a nuestros días debido a la falta de interés hacia la producción literaria oral. Sin embargo, su supervivencia ha hecho de ella una manifestación artística importante que hoy por hoy se empieza a estudiar como es debido. Actualmente, sobresale el estudio presentado por Alexis Díaz-Pimienta en su libro Teoría de la Improvisación Poética (2014), una obra reeditada y ampliada.

En la poesía oral improvisada existen ciertas características establecidas. Hablamos del uso de formas en arte menor, fundamentalmente octosílabas y con una rima predominantemente consonántica. Aunque también existe el empleo de otros metros como el hexasílabo, el pentasílabo, el decasílabo o el endecasílabo, lo cierto es que la preponderancia del verso de ocho sílabas es muy notoria. De este modo, sobresale el uso de formas estróficas como sextillas, quintillas, romances, cuartetas, redondillas, décimas, etc. Díaz-Pimienta señala dos razones que justifican el empleo de las estrofas octosilábicas: “primera, la improvisación exige una musicalidad y unos niveles de comunicación para los que las estrofas con métrica y rima son muy útiles y eficaces; y segunda, los versos de arte menor facilitan la comunicación y la memorización individual y colectiva” (Pimienta 2014: 142-143).

LA DÉCIMA DE ESPINEL

Una de las formas métricas más empleadas es la décima espinela. Esta, acompañada de las tonadas musicales pertenecientes a cada país o región, ha hecho de sí misma un puente comunicativo, una nueva forma de hablar. El origen de la décima lo hallamos en la copla real, una estrofa de diez versos en la que el autor podía distribuir la rima motu proprio. Luego de haberse desarrollado con distintas combinaciones de rima sin mayor relevancia, el triunfo y la estabilidad formal de la décima llegó de la mano de Vicente Espinel, quien fijó la estructura del metro en una publicación de 1591 titulada Diversas rimas. Así, la décima espinela está constituida por diez versos octosílabos con rima consonante y un cuerpo estructural semejante a la unión de dos redondillas unidas por dos “versos puente” que funcionan como bisagras: abbaaccddc. Veamos como ejemplo una décima del verseador grancanario Paco Ramos.

Qué bello amanece el mar
calmo de Tarajalejo,
azul cristalino, espejo
donde el sol va a descansar.
No hay pincel para pintar
tanta dicha en su frescura;
y ya, cuando el sol fulgura
hacia su cielo radiante,
brilla como un gran diamante
del cuello a Fuerteventura.

El incremento de número de versos también trajo consigo un cambio en el contenido, pues posibilitó el desarrollo y conclusión de los temas de un modo algo más extenso (Trapero 2001: 64). De hecho, la relevancia de esta estructura en el género popular ha tenido tal envergadura que incluso se ha llegado a considerar que la décima espinela es para la lírica popular lo que el soneto para la lírica culta. Sin embargo, esto no quiere decir que la décima estuviera únicamente relegada al mundo campesino. Muchos intelectuales y escritores fueron los que cosecharon el verso en décima, basta con recordar obras como La vida es sueño de Calderón de La Barca. Y como Calderón, otros muchos autores como Gaspar Núñez de Arce, Jorge Guillén, Manuel Padorno, Violeta Parra o Roberto Parra hicieron uso del metro estrófico ideado por Vicente Espinel.

MANIFESTACIONES ORALES EN CANARIAS

La cultura popular canaria también posee una gran variedad de manifestaciones adheridas a la oralidad, aunque de forma dispareja. Antiguamente, los días de faena agrícolas, ganaderas y pesqueras se “amenizaban” con cantares que los propios jornaleros interpretaban. Contamos con el relato de algunos mayores de la isla de Fuerteventura, quienes recuerdan con nostalgia haber entonado o escuchado el romance de La casada en lejanas tierras, el romance Marinero al agua o los Cantos de tomateras, de arados, a la morena, etc. Además de estas manifestaciones, la isla de Fuerteventura se caracteriza por un palo musical que invita a la porfía y en el cual se permite casi todo –si no todo- en cuanto al lenguaje se refiere: la polka majorera. Esta expresión se hace de manera improvisada en estrofas de cuatro versos, predominantemente coplas.

Según la Revista Digital de Folclore Herreño, en el otro extremo del archipiélago, en La Gomera y El Hierro, encontramos un canto llamado la meda con el que se repentizan pareados al ritmo del tambor. Este canto tiene una variante para improvisar romances en la que “interviene uno o varios cantadores que alternan sus dos versos octosílabos improvisados a los que contesta el coro (‘responder’), también con dos versos octosílabos, cuando cada uno de los intérpretes finaliza su estrofa”. Además de este canto, en El Hierro existe otro llamado lobas o loas, versos en honor a una virgen, en este caso la patrona herreña: La Virgen de los Reyes. Y las islas de Lanzarote, Gran Canaria y Tenerife cantan, como el resto de las islas, coplas que, si bien no son a día de hoy improvisadas, pertenecen a piezas que pudieron tener una presencia más significativa de la improvisación que la que tienen actualmente. Por último, en la isla de La Gomera, pero principalmente en La Palma, encontramos las controversias en décima. Este fenómeno lo efectúan verseadores[1] que improvisan con la tonada de punto cubano. De este modo, la isla bonita, como también se llama a La Palma, es el punto de convergencia músico-poético de Canarias[2] y América, destacando la estrecha relación de la isla palmera con Cuba (Pimienta 2014: 106-107). Por ello, podríamos trazar el itinerario de la espinela tal y como dice el profesor Maximiano Trapero: “salió de Andalucía, pasó y se estableció en Canarias, llegó a los puertos intercomunicados del Caribe: La Habana, Santo Domingo, Veracruz y Cartagena de Indias, y desde allí viajó y se estableció en todos los países iberoamericanos” (Trapero 2002:354).

ADAPTACIÓN A LOS NUEVOS TIEMPOS O LA FUERZA DE SOBREVIVIR

La etapa tecnológica en la que vivimos ha generado una fuerte dependencia de las herramientas que ofrece. El aporte primordial de esta nueva centuria ha sido, sin duda alguna, Internet, la red cibernética más potente capaz de conectar personas que están a miles de kilómetros una de la otra, la ventana que todo lo sabe, la biblioteca disponible las 24 horas. Pero la era del click también ha revolucionado la poesía improvisada, siendo en muchos casos el mejor lugar propagandístico de la misma. Pimienta hace la siguiente reflexión en relación con el tema:

En la actualidad, Internet y todo su entramado de foros, chat, redes sociales y microbloguing […] han rescatado prácticas de creación poética espontánea, de improvisaciones escriturales, que parecen sacadas del barroco, del post-romanticismo, del vanguardismo europeo de principios del siglo XX: abundan, otra vez, “cadáveres exquisitos” de todo tipo y estrofas isométricas de estructura clásica […]; y vuelven las creaciones breves como los palíndromos, los calambures, las greguerías, los aforismos. (Pimienta 2014: 243)

Efectivamente, los medios sociales y el blogging se han convertido en una de las aplicaciones más populares, superando al correo electrónico y a Google, y echando al olvido aplicaciones tan famosas en otros tiempos como el Messenger. En un artículo de la Revista Nuestro Tiempo, Francisco Javier Pérez considera que el secreto de este éxito se basa en que estos nuevos portales “aportan información procedente de amigos y conocidos, que se recibe con más confianza”. Además, apostilla que “la competencia se va a incrementar en la medida en que las redes sociales canalicen más tráfico de vídeo y comiencen a emplear herramientas similares a las de Skype, con mayor uso de ‘audio’” (Pérez 2010). Así, lo importante de las redes sociales no es la tecnología que usan, sino la relación y el uso que hacen de ellas. La información en tiempo real se vuelve necesaria en una sociedad insaciable de contacto y comunicación.

En Facebook la décima ha encontrado el sitio idóneo para conectar a improvisadores de todas las partes del mundo, creando nuevas tendencias de improvisación y abriéndole un nuevo camino a la oralidad. Es este rasgo universal el que nos invita a detenernos en la décima y plantearnos lo siguiente: ¿Realmente puede la tradición juglaresca adaptarse a las redes sociales?

Más de la que muchos pudieran haber imaginado, la masificada utilización de Facebook ha propiciado que repentistas e investigadores de todo el mundo estén en contacto de manera instantánea. La décima, tanto escrita como improvisada, también se ha inmiscuido en este espacio cibernético, adaptando su modus operandi al contexto y creando o reinventando nuevos registros con los que poder mostrar el arte de la improvisación.

DÉCIMA ESCRITA

En Facebook encontramos un amplio número de usuarios que escriben la décima en su forma canónica, tal y como Espinel la estipuló. Sin embargo, también es abundante el uso de otras variantes como la décima endecasílaba, que engrosa tradiciones orales como la de la Sierra Gorda mexicana. En esta composición se emplean versos de once sílabas que generan en el texto una cadencia melódica más pausada que la décima octosílaba. Veamos un ejemplo del verseador grancanario Yeray Rodríguez:

Más allá de la espinela, podemos apreciar otra cuestión importante que el trovador mexicano Guillermo Velázquez ha señalado en alguna ocasión: la función e importancia del trovador. En ambos ejemplos apreciamos un alto número de “me gusta” que son muchas veces “compartidos”. Esto nos indica dos cosas: lo primero, que el verseador, en este caso Yeray Rodríguez, tienen un abundante público seguidor; lo segundo, que los “me gusta” y las veces que se comparte se convierten en un baremo donde sopesar qué influencia y empatía tiene eso que escribe con su círculo de amistades o seguidores virtuales. Entendemos que todos aquellos que han clickeado “me gusta” o han compartido las publicaciones lo han hecho porque se sienten identificados con el mensaje. Verseadores como Rodríguez son personajes muy cercanos a la gente, conocidos, y esto es una baza a favor de ellos, tal y como apuntaba Francisco Javier Pérez. Por esta razón, podemos plantear la función de los improvisadores como voceros de un todo, figuras metonímicas, Roobin Hoods contemporáneos que reactivan el perfil del personaje heroico tan frecuente en épocas pasadas como el Medievo.

Facebook ha sido escenario de otras nuevas expresiones como el fotodecimario. Esta modalidad es una de las más usadas por los usuarios. Consiste en el empleo de una imagen como complemento de la décima. Veamos un ejemplo de mi autoría:

Generalmente, la imagen adjunta es el punto de donde se extrae el tema. En otras situaciones resulta interesante el cometido que tiene la imagen en la publicación, pues puede ocurrir que la décima necesite irremediablemente de la fotografía para tener sentido total.

GRUPOS Y PÁGINAS DE FACEBOOK

Existen muchos y muy variados grupos en los que sus integrantes, que son principalmente personas no profesionales de la improvisación poética, escriben, comparten décimas u otras cuestiones relacionadas. Además, estos puntos de encuentro suelen ser de dos tipos: existen unos, como Décimas Guajiras o La chinchorra de Andrés, que, pese a tener una clara presencia la décima cubana, posee un carácter general en el que son bienvenidos participantes de cualquier parte del mundo; y otros, como Payadores, poesía e historia o Decimando en femenino, en donde existen unos rasgos distintivos que, aunque no de forma tajante, acotan y restringen la participación abierta. En el caso del primero, el grupo está destinado a los improvisadores del Río de la Plata, en el segundo, la restricción radica en la exclusiva aceptación de mujeres. En los grupos también se proponen actividades que incentiven la participación y la relación entre los miembros del grupo. Así, una de las actividades más usuales es la propuesta semanal de pies forzados[3], y a partir de ahí han llegado a nacer juegos colectivos con resultados muy interesantes.

Es curioso cómo el fenómeno de la décima escrita en las redes sociales se emparenta con el de la décima oral improvisada. Haciendo un análisis exhaustivo de los mecanismos de elaboración utilizados por los cultores de la estrofa en Facebook, vemos que casi todas las décimas, a pesar de ser escritas, es decir, pensadas y meditadas antes de publicarse, se valen de recursos propiamente utilizados en la oralidad. Así vemos cómo se utilizan códigos que, en lugar de ser cantados, son escritos, y por eso muchas veces nos da la impresión receptora de que estamos leyendo una décima para ser cantada o al menos para ser escuchada. En otros casos, aunque menos, encontramos décimas con estructuras complejas, encabalgamientos y rupturas de la prosodia habitual de la espinela, que denotan la lejanía de su autor de la oralidad y una cercanía muy grande a la literatura escrita, a la poesía de buró. Alexis Díaz-Pimienta ilustra de este modo el fenómeno:

Abducidos por la Web 2.0 repentistas de todo tipo (troveros, decimeros, huapangueros, glosadores, payadores, regueifeiros) comienza, con timidez al principio y con fruición luego, a improvisar sin voz, a golpe de teclado, pantalla mediante, en un viaje inédito de la oralidad a la escritura. Lo curioso de este tipo de improvisaciones internáuticas es que los ejecutantes, cuando son cultores de la oralidad poética, en realidad no escriben sus versos, sino que los “cantan sin sonido”. Es decir, sus registros lingüísticos siguen siendo orales, conservadores de las leyes de la inmediatez, espontaneidad y aparente carácter irreflexivo (convertido en ligereza enunciativa) propios de la improvisación in presentia, mientras el ejecutante que no viene de la improvisación oral, usa registros y cánones creativos en los que mezcla (y equilibra) la inmediatez con registros meramente escriturales (sobre todo, puntación “accidentada”, elíptica, y referencias cultas, también de efecto elíptico). Digamos que a los improvisadores orales cuando chatean o “tuitean” sus versos se les lee en voz alta (e, incluso, se les vislumbra la gesticulación); mientras que al escritor se le lee en voz baja, sin voz ni gestos. (Pimienta 2014: 243-244)

Esta afirmación nos hace ver a los grupos de décimas en Facebook como canturías, guateques, cantaderas o payadas gigantes, colectivas, donde los usuarios-poetas escriben como si estuvieran cantando; incluso crean un diálogo propio de los contrapuntos habituales en los escenarios, bien distantes de los talleres literarios. Sin duda alguna, la inmediatez que comparten la red social y la poesía improvisada las convierten en inseparables aliadas. No hay nada que pase, que tenga “sustancia”, y que no motive al menos una décima; y para que tenga efectividad tiene que hacerse urgente y, por ende, improvisadamente por más que se escriba. Veamos el siguiente ejemplo del verseador gomero Eduardo Duque:

En cuanto a las páginas de Facebook, su uso tiene un carácter más profesional o informativo. Suele ser empleado por improvisadores de renombre, artistas, que abren ese espacio no solo para compartir décimas, sino también para informar de eventos y demás actividades. Por otro lado, hay un portal –más académico si se quiere- llamado Oralitura News, que es una revista online asociada al Proyecto Oralitura, plataforma que promulga la divulgación de la décima y de las artes orales en general. Además de compartir vídeos de controversias, documentales, reseñas y artículos de investigación relacionados con la décima y con el mundo de la improvisación, Oralitura News tiene un espacio dedicado a sus seguidores. Cada semana, la página publica un Top Ten con las mejores décimas de la semana rastreadas en los distintos grupos. Este espacio no solo mantiene a los usuarios motivados con una participación activa, sino que además genera un continuo tráfico de visitas en la página.

A parte de las páginas de artistas y de revistas, Facebook se ha convertido en la plataforma ideal para dar a conocer otras instituciones como la Asociación de Verseadores Canarios Ochosílabas o Decimanía, las cuales están vinculadas al fenómeno de la improvisación en las Islas Canarias y Puerto Rico, y su actividad. En el caso de Ochosílabas, el portal se ofrece como una ventana donde mostrar las actividades que se organizan, destacando sobre todo el trabajo que desde la asociación se hace con los niños. La casa del Obispo (Ingenio, Gran canaria), sede de Ochosílabas, es el lugar donde se imparten las clases de improvisación del Taller Juanico Nuez. La labor de seguir inculcando este arte ha hecho que en los últimos años también se comiencen a movilizar nuevas escuelas de improvisación en otras islas como La Gomera y La Palma. Cabe destacar que los colegios públicos Teófilo Pérez (Tegueste, Tenerife) y Tarajalejo (Tuineje, Fuerteventura) también son sede de distintos talleres de verso improvisado. Además de la actividad académica, Ochosílabas da cuenta de los distintos eventos de improvisación que se celebran en el archipiélago, los cuales cada vez son más.

Por último, la plataforma virtual también ha valido para ser usada como lugar publicitario o informativo de eventos, reuniones o cursos de improvisación online. De esto último, Alexis Díaz-Pimienta llevó a cabo un curso titulado Nacerse improvisador.

EL STREAMING

Dentro de las manifestaciones poéticas orales contemporáneas podemos distinguir dos tipos: las que conllevan una transmisión directa y aquellas que implican una transmisión mediatizada, es decir, inscrita en archivos sonoros (Zumthor, 1991: 64). La transmisión directa se lleva a cabo en eventos de lecturas públicas o actos poéticos realizados en espacios como teatros, pubs, escuelas, etc. Además, se produce la interactuación con el público y su cooperación en ciertas ocasiones llega a jugar un papel importante. Por otro lado, la manifestación mediatizada se diferencia de la primera en que no precisa público presente, esto le permite ser repetida hasta fijar una grabación final que quede para la posteridad. Tal y como dice Clara Isabel Martínez Cantón, podríamos proponer un tercer tipo en el que convergen los dos primeros, puesto que en muchos casos “estos actos son a la vez en directo y grabados para poder ser transmitidos de manera mediatizada posteriormente, caso en el que se consigue que una manifestación poética directa exista no solo en el presente sino también virtualmente en el futuro” (Martínez 2012: 391).

El videodecimario es una modalidad en la cual la décima no se presenta escrita, sino desde la oralidad más expresa, otra de las inesperadas ventajas de las redes sociales para la tradición oral. Sin lugar a dudas, la retransmisión en directo, streaming, es el soporte ideal para ver reflejados los tres medios de los que hablan Zumthor y Martínez Cantón. Por un lado, las nuevas actualizaciones y aplicaciones de Facebook han hecho que disminuya la distancia entre el repentista y el público. Los nuevos vídeos en directo se han convertido en el escenario perfecto para un acto de improvisación, pues se realiza in situ, otorgándole así la espontaneidad característica del arte en directo. Además, el streaming permite la participación activa de los usuarios que están viendo el vídeo mediante los comentarios, pudiendo así saludar e incluso imponer algún pie forzado. Y, por otro lado, la aplicación funciona a modo de almacenaje, dejando constancia de la improvisación, de los comentarios y de las reacciones para que otros usuarios que no han estado conectados en ese momento puedan verlo. Asimismo, la grabación en la red permite luego su mediatización, basta con que los usuarios compartan el contenido para multiplicar las visualizaciones. Un ejemplo de esto que hablamos es la publicación de un vídeo de Yeray Rodríguez, una vez más, que cuenta con más de 25.000 reproducciones, 27 comentarios, 555 reacciones de “me gusta” y 834 veces compartido[4].

CONCLUSIONES

Tras este recorrido por la poesía oral improvisada y su actualizada en Facebook, la cual hemos visto desde el modo en que se desarrolla en Canarias, comprobamos que la capacidad de pervivencia –o supervivencia- de la poesía oral ha valido para que comience a haber un reconocimiento académico. Resulta muy interesante la manera en que los patrones estróficos se han ido preservando de orador en orador sin ellos saber realmente la importancia que tenía para el patrimonio cultural y etnográfico de las sociedades; personas de las que el propio Pablo Neruda dijo lo siguiente:

Siempre he querido que en la poesía se vean las manos el hombre. Siempre he deseado una poesía con huellas digitales. Una poesía de greda, para que cante en ella el agua. Una poesía de pan, para que se la coma todo el mundo. Solo la poesía de los pueblos sustenta esta memoria manual. Mientras los poetas se encerraron en los laboratorios, el pueblo siguió cantando con su barro, con su tierra, con sus ríos, con sus minerales. Produjo flores prodigiosas, sorprendentes epopeyas, amasó folletines, relató catástrofes. Celebró los héroes, defendió sus derechos, coronó a los santos, lloró a los muertos. (Neruda 1958: 7)

Como decíamos, cada vez son más las herramientas y recursos que facilitan la adquisición de conocimientos y cada vez es mayor la curiosidad de aquellos cuantos se ven atraídos por el fenómeno de la improvisación. Y así es, la curiosidad –muchas veces acompañada de incredulidad- es un arma que juega a favor de los verseadores. La actual décima espinela es un ejemplo de fidelidad a sus parámetros tradicionales y capacidad para sobrepasar sus propios límites. Mientras hay quienes siguen valorando de ella la gracia repentina, la fluidez y la espontaneidad, los improvisadores se acercan cada vez más a la literatura, elaborando y desarrollando nuevos mecanismos que les permite una mejor eficacia poética en la performance, pero sin abandonar la naturaleza que les da razón de ser.

Por otro lado, la incursión en una red social como Facebook hace más tangible la eclosión que se está dando en torno al movimiento de la improvisación en décima. Es importante subrayar su valor en sí misma y la recuperación de la poesía como evento social y no únicamente de ámbito privado. Cabe destacar que los usuarios que hacen circular la décima espinela por Internet no son solamente individuos profesionalizados en el arte, sino que existe un amplísimo número de personas amateur que escriben y comparten sus textos por mero hobby; e incluso existen otras que tropiezan en la misma red social con la décima espinela y el mundo de la improvisación, siendo ahí el punto de partida de su iniciación con la disciplina. Con esto queremos decir, que no todos los usuarios tienen buen conocimiento de la décima improvisada y sus mecanismos. Sin embargo, sigue primando la reacción ante un mensaje, el cual se traduce, en este caso, en admiración por quienes hacen arte a través de una voz tradicional.

Facebook y sus nóveles expresiones de poesía improvisada pueden ser el embrión para futuras investigaciones, la vía por la que continuar la investigación de la espinela, puesto que la estrofa, patrimonio de las clases populares, ha hecho que la poesía reinvente sus códigos, se recicle y se adapte a nuevos contextos como son las redes sociales. Es evidente que las nuevas tecnologías son un factor más que contribuyen a que la décima improvisada amplíe sus fronteras y pueda así un verseador de las islas llegar a países como Chile, Argentina, México o Uruguay mediante la retransmisión en directo o publicación escrita. Resta esperar que este hecho no haga perder la esencia de cada tradición, difuminándolas y homogeneizándolas, sino que, por el contrario, sea una plataforma de conocimiento e interacción entre ellas, así como un motivo más para la pervivencia y el cuidado de sus singularidades propias.

BIBLIOGRAFÍA

Calderón de la Barca, Pedro (1989): La vida es sueño. Madrid, Alianza.

Díaz-Pimienta, Alexis (2014): Teoría de la Improvisación Poética. Almería, Scripta Manent Ediciones.

Duque, Eduardo (2014) [en línea]: “Yo no celebro la muerte”, Facebook. Octubre 31, < https://www.facebook.com/eduardo.duque.31?ref=ts&fref=ts > [Consulta: 07/12/2014].

Espinel, Vicente (1956): Diversas Rimas (edición e introducción de Doroty C. Clarke). New York: Hispanic Institute.

Moreno García, Lydia (2014) [en línea]: “A lo más alto subí”, Facebook. Julio 14, <https://www.facebook.com/photo.php?fbid=788283877883760&set=a.307750242603795.80624.100001064664715&type=3&theater> [Consulta: 01 / 03 / 2015].

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Neruda, Pablo (1958): “Prólogo”. En F. Bruckmann, Lira Popular. Alemania, Moulinette.

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Ramos Santana, Paco (2015) [en línea]: “Qué bello amanece el mar”, Facebook. Mayo 02, <https://www.facebook.com/paco.ramossantana?fref=ts> [Consulta: 02/05/2015].

Rodríguez, Yeray (2014) [en línea]: “Se trata de vivir, de apasionarse”, Facebook. Marzo 14, <https://www.facebook.com/pages/Yeray-Rodr%C3%ADguez/123743544497398?fref=ts> [Consulta: 25/04/2015].

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Trapero, Maximiano (2001): “La décima popular en la tradición hispánica”. En M. Trapero (coord.), La décima: Su historia, su geografía, sus manifestaciones. Santa Cruz de Tenerife: Cámara Municipal de Évora /Centro de la Cultura Popular Canaria, pp. 61-100.

—- (2002): “La décima popular en Canarias: sus modalidades de usos, su historia y su actualidad”. En Ivette Jiménez de Báez (ed.), Lenguajes de la tradición popular (Fiesta, canto, música y representación). México: El Colegio de México, pp. 351-371.

Zumthor, Paul (1991): Introducción a la poesía oral. Madrid, Taurus Humanidades.


Notas

[1] Verseador, versiador o versador son los nombres con que se denomina a los improvisadores de las Islas Canarias.

[2] Canarias es el último y único territorio español en el que la décima vive de forma plena.

[3] El pie forzado es el último verso de la décima, el cual está impuesto. En el mundo de la improvisación los repentistas le piden el pie forzado al público, por lo que son los propios espectadores los que imponen la temática. Cabe destacar que en muchas ocasiones los presentes desconocen el manejo del octosílabo, así que los improvisadores se encargan de acomodar métricamente la idea.

[4] https://www.facebook.com/Yerayverseador/videos/612623902276024/