RESUMEN

El trabajo que presentamos en los siguientes renglones tiene como finalidad proceder a un estudio de la fauna en la cuentística de Joaquín Buxó Montesinos. Es conveniente subrayar de antemano que la inclusión de los animales en la literatura no constituye una novedad porque muchos escritores y críticos ya han dedicado interesantes trabajos sobre el asunto. Pero el tratamiento que Joaquín Buxó Montesinos propone de dicha temática en su colección de cuentos titulada Africa, cuéntame… es el que nos incita a reflexionar en torno a la problemática y a recalcar de alguna manera el rol preponderante que juegan dichos entes en la peculiar representación del continente africano.

Dans cet article, on se propose de procéder à une étude du protagonisme et du symbolisme des animaux dans l’œuvre de Joaquín Buxó Montesinos intitulée Africa, cuéntame… oú la faune africaine y joue un rôle préponderant. En effet, le traitement du théme dont il est ici question nous pousse à souligner d’une certaine manière toute l’importance des animaux africain dans le livre de Montesinos oú ces derniers sont décrits comme des personnages principaux qui cohabitent avec les hommes reflétant par la même ocassion les défauts et les vices de la société africaine representée.

 

INTRODUCCIÓN

Quizá sea conveniento subrayar, antes de ahondar en nuestro estudio de la cuentística de Joaquín Buxó Montesinos, que pese al gran avance que el análisis narratológico supone para el estudio del texto narrativo en general y de los cuentos en particular, ha quedado todavía un abánico relevante de aspectos que es preciso destacar, y uno de ellos es el papel de los atributos de los personajes, incluyendo no sólo su caracterización física o psicológica sino también la presentación de éstos en relación con los lugares en que aparecen o con la forma de desplazarse por distintos ámbitos, sus interrelaciones, etc. Pues, todos estos rasgos forman un conglomerado que caracteriza a los entes literarios: el personaje es, actúa, se mueve y mora en lugares precisos. Es por lo que hemos juzgado coherente, en un estudio como el nuestro en el que nos proponemos reflejar el protagonismo y simbología de los animales en la cuentística del escritor español Joaquín Buxó Montesinos, dedicarnos a un examen de éstos desde el punto de vista de su caracterización incluyendo el referente que ha posibilitado su elaboración.

africa cuentame_En esta ocasión, el aspecto de la cuentística de Joaquín Buxó Montesinos que nos interesa es el que inquiere sobre el valor simbólico que tienen los animales dentro de un entremado de relaciones contextuales, y considerando la carga semántica que posean, en conjunto y por separado. Al emprender nuestro estudio partimos de la base de que las técnicas utilizadas por el narrador proveen una de las mejores claves para comprender el libro, ya que, por un lado constituyen un vehículo de expresión de la visión personal que tiene éste del universo africano en sus vertientes históricas, sociológicas, ideológicas, culturales, míticas, etc. y, por otro, dejan aparecer las técnicas de representación que son inherentes a su obra, entre ellos, el recurso consistente en la presentación de tipos «humanos» merced a una serie de imágenes estereotipadas.

Procuraremos, pues, en las líneas que siguen, destacar a los animales más sobresalientes en la cuentística de Montesinos adoptando un enfoque sociocrítico.

Pero antes de volver sobre la metodología que nos proponemos adoptar en este trabajo, nos parece interesante hablar sucintamente del autor cuyo cuentos estudiaremos a continuación.

Joaquín Buxó Montesinos (nacido el 09 de diciembre de 1932 en Valencia) es uno de los escritores españoles que se enfrentaron, en un momento dado de su existencia, al enigmático continente africano beneficiándose de un gran conocimiento y comprensión de muchas cosas que se relacionan con dicho espacio.

África, cuéntame…(1), colección de cuentos publicada en 1992 no es la primera obra montesiniana en la que aparece la temática africana pero es seguramente una de las más significativas de la rica andadura literaria del escritor valenciano. En el aludido cuento, la nitidez de la forma se agrega a la aparente sencillez de la historia contada para así desvelar lo cotidiano de determinados africanos y exhibir asimismo la peculiar recreación de un continente por parte de un escritor que aprendió a conocer África como su país de origen.

Ahora bien, la producción montesiniana, como veremos a continuación, es el fruto de sus innumerables viajes por el continente africano. La extraña morfología del baobab, la presencia de seres extraños en las profundidades del mar, etc. bastan para cautivar su atención e incitarle a proceder a la elaboración de África, cuéntame…, obra que la crítica montesiniana considera como “las nuevas leyendas de África”.

Es conveniente subrayar, por otra parte, que la obra de Buxó Montesinos que nos proponemos estudiar, a pesar de ser un libro interesante en su trayectoria literaria, no se ha beneficiado hasta hoy en día del estudio que merece. De ahí nuestro interés por estudiarla resaltando la peculiar visión montesiniana de África.

Volviendo a la sociocrítica, que aquí y ahora nos interesa, es de notar que, tal y como la define Duchet, es un método de análisis cuya prioridad es el texto literario. A diferencia de los estructuralistas, sus teóricos establecen vínculos inexorables entre texto y sociedad concediendo un interés a las condiciones de producción del libro.

Como queda puntualizado, nuestra meta consiste esencialmente en intentar comprender, a través del estudio de la fauna, los problemas socio-culturales recalcados en la cuentística montesiniana destacando asimismo las ideologías dominantes. Para optimizar nuestro estudio hemos dividido nuestro trabajo en dos partes. En el primer apartado procederemos a una sucinta aproximación literaria a los animales antes de dedicarnos a un estudio de la fauna africana en la cuentística de Joaquín Buxó Montesinos.

I/ UN ACERCAMIENTO A LOS ANIMALES LITERARIOS

El animal forma parte, desde siempre, de la vida del ser humano. Animales tan íntimamente involucrados en la existencia del ser humano como lo están los animales de compañía, muy a menudo, conllevan la carga de simbolizar la estética cultural y la domestidad. La presencia de un gato, de un perro o de un caballo dentro del marco familiar occidental sirve no sólo para poner de manifiesto las sensibilidades humanitarias de su dueño, sino que aparece como el mejor elemento para subrayar la manera cómo el animal forma parte de una extensión importante de la imagen social del hombre. Esta realidad se refleja tajantemente en la literatura. Joel S. Sawishinsky en su artículo «La utilización de los animales de compañía, como medio de proyectarse en el arte, en la metáfora y en las imágenes en la literatura»(2), asevera que en las culturas europeas se utilizan especialmente a los animales como artilugios literarios. Estos animales realzan la caracterización y aparecen como individuos biográficos. Sigue con su argumentación subrayando la notable preponderancia de los animales domésticos en la literatura occidental porque, según recalca, el animal doméstico constituye el único con el que tienen contacto la mayoría de los escritores y eruditos europeos.

La pregunta que nos toca formular ahora es la de saber si lo dicho por Sawinshinky acerca de la importancia de los animales domésticos en la literatura occidental se puede aplicar a las obras de temática africana, escritas sea por africanos, sea por europeos.

Es de notar, de antemano, que el africano elabora, desde tiempos lejanos, mitos, leyendas, fábulas con la finalidad de recalcar la complejidad del universo en que evoluciona o para impartir una lección moral. Es frecuente que los protagonistas de obras ambientadas en África sean animales, los cuales son investidos con cualidades humanas tan sublimes como la caridad o tan grotescas como la avaricia. Huelga agregar que el cuentista africano siente un verdadero interés por el texto breve, gracioso, aleccionador que ponga de manifiesto el ambiente y las costumbres de sus tribus y las modalidades de los animales de su fauna. Georges Jean, en su libro El poder de los cuentos(3), puntualiza que en la mayoría de los cuentos africanos, los personajes son, muy a menudo, animales caracterizados no sólo por su comportamiento antromórfico sino también por rasgos muy codificados. Dichos rasgos permiten establecer una tipología más o menos nítida de caracteres morales y simbólicos, tipología que se parece mucho a la del folklore europeo. El león simboliza, por ejemplo, en muchos cuentos de África, el coraje y la virilidad; la hiena, pese a sus extraordinarias capacidades de asimilación, es el animal cuyo conocimiento y sabiduría se transforman en torpeza en los relatos en que interviene. La liebre aparece casi siempre como la antagonista de la hiena. Es el animal que se vale de la astucia para engañar a los demás.

En lo tocante a la convivencia y a la relación animal-hombre en el referido continente, podemos decir que aquello se debe, quizás, al respeto que el africano concede a la naturaleza. El animismo, entendido como atribución de alma y vida a seres y objetos que carecen de ella, sigue vigente. Se supone que cuanto existe en la naturaleza está dotado del don del habla. Fijémonos, por ejemplo, en el valor totémico otorgado a determinados animales en África. El tótem aparece como el representante visible de la creencia religiosa de un pueblo. La teoría de la trasmigración considera al tótem como el puente o conexión que establece una relación de parentesco entre animales, tribus o grupos de un mismo clan. En efecto, el totemismo nació del hecho de que los animistas creían que, aún vivos, los ancianos depositaban, para mayor seguridad, su alma en seres y objetos, como pueden ser animales o plantas. Hablando en otros términos, se puede aseverar que el tótem es, para los que creen en él, la representación de una divinidad, fuese un dios, un animal o un árbol o, mejor dicho, alguien a quien adorar, venerar o suplicar.

L_enfant_noir_de_Camara_LayeEn L’enfant noir de Camara Laye, el protagonista principal del libro aparece ubicado en una pequeña cuidad de Guinea Conakry. Hijo del herrero más famoso de la ciudad, el niño aparece sumergido desde las primeras páginas de la novela en el universo sobrenatural africano. Sus padres le hicieron saber que los animales, los objetos, las personas que le rodean no son siempre lo que parecen. La serpiente negra que protagoniza la obra, y que acude muy a menudo al taller donde trabaja el padre del narrador, aparece como el perfecto representante del totemismo dentro del marco familiar del personaje.

Esta sucinta explicación es puramente indicativa, no es más que un esbozo al que se podrá añadir otras características; también se podría profundizar en el análisis incluyendo opiniones de otros con respecto al problema. Por lo que nos concierne, al menos, nos hemos dado cuenta de que libros como los nuestros, que abundan en referencias sobre el protagonismo de los animales, exigirían previamente una exploración sistemática de sus características en la literatura. Es lo que explica el hecho de haber aportado consideraciones generales acerca de la presencia de los animales en la literatura, es decir, la clave que permite adentrarnos en la obra cuyo estudio nos proponemos. Vamos ahora a poner el énfasis en la fauna africana limitándonos a los aspectos cuyo conocimiento contribuye a la inteligencia de la cuentística montesianiana.

Como nuestro trabajo gira en torno a la obra de Joaquín Buxó Montesinos, intentaremos en las páginas que siguen acercarnos a la fauna africana representada en África, cuéntame…

II SIMBOLOGÍA DE LOS ANIMALES EN ÁFRICA, CUÉNTAME…

Es importante y detalle de singular relevancia mostrar todo el protagonismo y simbología de los animales en la cuentística montesiniana porque los personajes que actúan en África, cuéntame… son de varias clases: seres dotados de razón, inanimados e incluso irracionales. Que los hombres sean protagonistas a nadie le sorprende, pero ¿cómo se puede explicar este rol en animales y cosas?

Huelga apuntar de antemano que todo el placer de los cuentos montesinianos procede de las cosas que suceden en ellos y que no se pueden hallar en ningún otro libro suyo. En efecto, en su cuentística, el narrador se basa en lo sobrenatural sin pretensión de filtro o de moderación: su deliberada desmesura en este sentido revela la íntima relación existente entre «el universo maravilloso inherente al cuento y el que se refleja en el proceso creativo». La profusión de seres mágicos, mitológicos da muestra de su inagotable poder imaginativo.

Los animales, como queda apuntado arriba, son personajes omnipresentes en la cuentística de Montesinos. Los hay de todo tipo con la clara excepción de los domésticos: animales acuáticos, salvajes, aéreos, etc. Revisten carácteres monstruosos, amables o sensibles y son susceptibles de amar y de ser amados. Desempeñan asimismo papeles que no debemos descuidar en el desarrollo de la trama y muy frecuentemente se destaca su valor simbólico para mejor explorar sus potencialidades expresivas y connotativas. La naturaleza de estos seres, en los que coexisten con frescura humanidad y animalidad, facilita un tratamiento rico y matizado de esta dualidad que refleja el narrador español con destreza.

Es menester agregar que los animales que protagonizan África, cuéntame…, sometidos muy a menudo a un proceso de humanización, se definen a través de los aspectos más prosáicos de la naturaleza humana : celos, vanidad, rencor, volubilidad.

Veámoslo más detalladamente en «¿Por qué crece al revés el baobab?» y en “Omar el elefefant », los cuentos de África, cuéntame… que nos proponemos estudiar.

a) La fauna africana en “¿Por qué crece al revés el baobab?”

Hemos juzgado oportuno e interesante, antes de nada, proceder a un breve y sumario compendio del argumento desarrollado y el estilo adoptado en este primer cuento de África, cuéntame…

Hammanou Sobo, el viejo bardo sereer que se halla en las primeras líneas del relato sentado bajo el árbol sagrado, el baobab, se dirige a un auditorio ficticio para así desvelar la historia que se esconde detrás de la curiosa morfología de dicho árbol. En efecto, el interés narrativo de «¿Por qué crece al revés el baobab?» radica predominantemente en el uso de fórmulas recurrentes que despiertan de alguna manera el interés del público al que el viejo se dirige. La fórmula «hace ya mucho tiempo, cuando las gentes no cumplían con las tradiciones, aún de que los hombres del Sahel se hubiesen convertido a la religion verdadera […]»(4), interpolada en su narración y, dada su raíz colectiva, permite, quizás, al narrador fijar o enraizar el cuento en una cultura y grupo sociales bien determinados. Hammanou Sobo, el bardo local, no nos sitúa, a través de esta fórmula de entrada en un tiempo preciso. De lo que sí tenemos información es del marco geográfico, es decir del lugar donde ocurrieron los acontecimientos que está a punto de desvelar:

– Mi señor, el dios de los peuls -les dijo el avestruz-, no puede concederos el asilo que solicitáis, pues tiene firmada alianza con el dios de los wolofs. Así que, si cruzáis su territorio, seréis entregados a las águilas. Mejor será que voléis hacia el sur y probéis suerte en el país de los mandigas.

Y las dos avecillas, derrengadas por el cansancio, pero felices por seguir juntas, emprendieron de nuevo el vuelo, encaminándose esta vez hacia el delta del Saloum.(5)

Teniendo en cuenta los conocimientos de Joaquín Buxó Montesinos de África, no es de extrañar que el lector encuentre en este libro un número impresionante de pormenores y referencias topográficos explícitos. Indicaciones geográficas tales como «el Sahel», «el país de los wolofs», «el este (desierto de los peuls)», «el sur (país de los mandigas)», etc. logran recalcar la destreza artística de un escritor que conoce el espacio narrado (todos los límites geográficos representados en el cuento coinciden con la realidad).

En «Por qué crece al revés el baobab», como queda subrayado en líneas anteriores, es casi inexistente un orden cronológico. El tiempo inmemorial fluye irremediablemente, por lo que resulta muy difícil asirnos a una cronología determinada. La intemporalidad que se impone de manera irreversible en el cuento le permite al narrador de los acontecimientos, o mejor dicho, a Hammanou Sobo, no sólo recuperar, desde el presente de la narración, la memoria histórica, social y cultural del pueblo representado, sino también le es muy útil para sumergir a sus oyentes y al lector en un mundo donde lo menos impensable resulta posible.

En efecto, este cuento, de relevante protagonismo de animales, deidades y vegetales que hablan, se alimentan, sufren, consuelan, acompañan, viven, fallecen junto a los seres humanos, aparece como un mero reflejo de los sentimientos más sublimes y ruines de aquéllos.

Hagamos un breve recorrido por el mismo: el argumento a grandes rasgos es el siguiente : una hermosa pero desgraciada avecilla, prometida injustamente por la deidad más poderosa del país de los wolofs a un viejo macho que ni despierta su atención ni ama, se niega rotundamente a entregarse a su depravado pretendiente. Por lo que decide desafiar y desobedecer a su dios mediante la fuga. Al enterarse del destierro de los enamorados a través del pretendiente burlado, la deidad wolof ordena a las águilas, a los alcotanes, a los elanios y a los demás pájaros a que persigan a los fugitivos y que les den la muerte como castigo.

Los fugitivos vuelan casi por todos los ámbitos geográficos del Senegal narrado sin hallar remedio a su problema. No obstante, todo cambia de repente a favor de la desgraciada pareja gracias a la intervención de un baobab, el cual conmovido por los llantos de la hembra, les ofrece hospitalidad y protección entre sus ramas encargándose asimismo de ayudarles a disfrutar de la libertad y del amor del que hasta aquí se ven privados:

Pero estaban demasiado cansados para ello. Buscando un cobijo momentáneo que les permitiese recuperar algunas fuerzas, divisaron un frondoso baobab, cuyo tupido follaje les ofrecía refugio seguro contra los sicarios del wolof. Y hacia él se dirigieron. Pero allí, entre la seguridad de las ramas, la bella hembra ya no pudo más. Y prorrumpió en amarguísimo llanto, sin que los cuidados de su compañero alcanzasen a consolarla.

El baobab, que era bondadoso y se sentía conmovido por aquellas lágrimas, preguntó:

– ¿Por qué lloras así? ¿Qué te sucede que justifique tanto desconsuelo?

Y los pajarillos le contaron sus cuitas y su temor por los peligros que les amenazaban.(6)

Las avecillas, en su nuevo refugio, llevan con sus crías una vida feliz. Pero un día, la hembra tuvo la mala suerte de ser reconocida por un alcotán que por allí pasaba, quien acudió a la caverna del dios para avisarle de lo sucedido. Para vengarse, la deidad senegalesa se dirigió al lugar donde se encontraban los fugitivos y exigió al baobab que le entregara los pájaros. El árbol protector se negó rotundamente a acceder a sus deseos. Fue por lo que el dios wolof se aferró entre sus brazos al enorme tronco del árbol y lo volvió del revés.

La conclusión que nos toca sacar después de este resumen de «¿Por qué crece al revés el baobab?» es que los personajes que intervienen en el cuento constituyen un mero pretexto del narrador español para destacar entre otras cosas el círculo reducido en que evolucionaba la mujer y las circunstancias que rodeaban su existencia en aquel mundo: el peso del poder de las deidades y del varón no puede sino resultar todavía perjudiciales a la mujer.

Hammanou Sobo, el bardo sereer, construye, en nuestra opinión, un discurso sensible y crítico sobre la diferencia de roles entre el hombre y la mujer con respecto a la elección de la pareja. Su mirada crítica pone de manifiesto el egoísmo del hombre, egoísmo puesto de realce en el cuento mediante el ciego empeño del viejo pájaro de conquistar a la hembra deseada cueste lo que cueste:

Muy corrido y avergonzado quedó el viejo, incluso le pareció haber oído reír a la bella mientras huía. Pero como era astuto y codicioso, decidió que, si por sí mismo no podía conseguirla, buscaría el concurso de alguién más poderoso que él para logralo. Y ¿quién podría tener más poder que el propio dios de los wolofs?(7)

En la sociedad animista representada en el cuento resulta muy peligroso para la mujer transgredir las normas establecidas por los machos, los cuales se valen de su fuerza para imponerse. El desolado final del cuento y más precisamente la muerte de los pájaritos y el castigo infligido al baobab evidencian el triunfo injusto de la instancia superior que es el poder. Los enamorados mueren heróicamente ya que, independientemente del final cerrado de la historia con la victoria del dios wolof, el cuento, mediante la intención informativa y didáctica del narrador extradiégético Hammanou Sobo, trasciende la ficción convirtiéndose en una verdad histórica que implica una concientización:

Y Hammanou Sobo, levantándose, mostró con un gesto el árbol y dijo […]

Pero no debéis entristeceros por lo que un día sucedió. Que la venganza del wolof fue menos completa de lo que él imaginara. Y si su poder en el tiempo fue omnímodo sobre esta tierra, no lo fue tanto como para regir lo que acontecía debajo de ella, que ya era patrimonio de otros dioses.(8)

No podemos cerrar esta parte sin establecer una especie de equiparación entre el cuento «¿Por qué crece al revés el baobab?» y la novela de Seydou Badian Kouyaté titulada Sous l’orage ou Kany(9). En efecto, se establecen unas oposiciones binarias dentro de esta ficción recalcando el enfrentamiento de la protagonista principal con sus padres. Prevaleciendo de las mentalidades tradicionales, el padre Benfa quiere que su hija contraiga matrimonio con el rico y viejo comerciante de la cuidad. La madre de Kany, en cierto modo, un estereotipo de la mujer tradicional, se propone transmitir a la protagonista valores ancestrales tales como la sumisión, la ternura y la domesticidad, pero Kany, por haber ingresado en la escuela occidental, se niega rotundamente a aceptar la decisión tomada por su padre. De ahí el conflicto de generación que divide a los personajes de la novela en dos bandos opuestos.

Nos toca, tras haber estudiado el protagonismo y simbología de los animales en «¿Por qué crece al revés el baobab?» hacer hincapié en otro cuento de África, cuéntame… donde los animales juegan también un rol muy decisivo junto a los seres humanos. Nos referimos a “Omar el elefante”.

b) La compenetración animal-hombre y su significado en el cuento «Omar el elefante»

Además de los ejemplos aducidos en el cuento anterior, hay una serie de relatos de África, cuéntame… en los cuales la fauna africana sirve para denunciar ciertas actitudes sociales. En efecto, en muchas partes del libro, asistimos a una interpenetración entre el mundo animal y el de los hombres, interpenetración que se hace merced al lenguaje. Muchos de los animales presentes en la colección montesiniana representan papeles análogos a los que desempeñan los hombres en la ficción. Para ejemplificar lo que acabamos de aseverar, nos podemos referir a « Omar el elefante », cuento en el que las actitudes y acciones de los seres que viven en la selva son motivos temáticos.

En el aludido cuento se presencia un crudo espectáculo de persecución a los elefantes. El narrador español no dulcifica la realidad. Expone los hechos tal y como aparecen. En efecto, en muchas partes de África, se comete injusticia contra los animales en general y contra los elefantes en particular. El narrador español, quien vierte mucha ternura hacia los animales, proporciona información acerca de esta práctica vigente poniendo de realce en su cuentística los inconvenientes de la cacería. Se recurre en “Omar el elefante” al tema de la caza poniendo al desnudo una situación conflictiva en la que actúan dos fuerzas antagónicas. Nos referimos al cazador Nabdou y a Omar, el elefante:

Por un momento le pareció ver una sombra que se ocultaba con rápidez tras una acacia. Quizás había sido una alucinación. O tal vez no. Daba igual. No necesitaba verle para saber que “él” estaba allí, acechándole, espiando el menor de sus movimientos. ¡“El”, Nabdou, el más astuto y temido de los furtivos de Marsabit!

Entre el elefante y el hombre existía una guerra a muerte que había durado ya demasiados años. De hecho, podría decirse que había existido desde siempre. Ambos enemigos habían aprendido a conocerse, a temerse en el odio. Y a odiarse, por ello, cada día más. Pero aquélla era la última batalla, y ambos lo sabían.(10)

Se denuncian, como veremos, los malos tratos infligidos a determinados animales contando el protagonismo excepcional de Omar, el elefante, que se propone emprender un viaje didáctico en el cual quiere no solamente enseñar a sus sirvientes los secretos de la cacería sino que también se dirige adrede al sur, lejos de los suyos, para que su enemigo, el cazador africano no encuentre sus descomunales colmillos cuando se muera:

-¡Al sur! Debo ir hacia el sur. Y vosotros tenéis la obligación de ayudarme a llegar hasta allí.

Los elefantes que le acompañaban, dos jóvenes y poderosos machos, hoy sirvientes, pero llamados a ser jefes algún día, estaban desconcertados y no alcanzaban a comprender el por qué de aquella decisión. Uno se atrevió a objetar:

-Pero, Omar, hace tres días que marchamos hacia el sur, y cada vez nos alejamos más. El recinto sagrado está en el norte, en las montañas de Etiopía. Y nosotros vamos en dirección contraria.

-¡Iremos hacia el sur! -repuso Omar con obstinación- Ayudadme a levantarme.(11)

Se nos ofrece en dicho cuento la relación hombre-animal desde la óptica del elefante. Se realiza un tratamiento en profundidad del mundo animal, relevando asimismo características propias a los elefantes africanos y proporcionando mucha información acerca de sus costumbres y hábitos de vida. Se abordan también las relaciones que se establecen entre los animales y los hombres y el narrador se centra en los valores como la lealtad, la generosidad, la valentía, el compañerismo, imprescindibles para la supervivencia, para llevar a cabo su propósito que consiste en establecer en el cuento un contraste entre la nobleza de la fauna y el comportamiento mezquino, miserable y egoísta del hombre:

La primera vez que se habían enfrentado, Nabdou era aún joven y había pagado cara su inexperiencia. Omar tampoco era por aquel entonces el rey solitario de Marsabit, sino sólo el jefe de una manada; un macho poderoso que había defendido bravamente a los suyos cuando un grupo de furtivos les tendió una celada.(12)

No hay secreto o trampa que el animal, tras exhaustiva y minuciosa reflexión, no consigue desvelar. La originalidad de esta historia, felizmente resuelta con ágiles diálogos, humor y gran sentido de la amistad, contribuye también a que el lector se sienta atrapado por el ingenio e inteligencia de los personajes.

CONCLUSIÓN

El estudio de los animales africanos presentes en la cuentística de Joaquín Buxó Montesinos nos permite adivinar en definitiva la peculiar visión que el escritor español tiene del continente africano. En efecto, los entes que pueblan su universo literario desempeñan papeles muy análogos a los de los hombres. Su protagonismo en “¿Por qué al revés el baobab?” y “Omar el elefante” asÍ como su interrelación con los hombres han ayudado a discernir defectos de estos últimos poniendo asimismo de realce las injusticias vigentes en una sociedad que el escritor conoce como la palma su mano.

BIBLIOGRAFÍA

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SARGATAL, A. Introducción al cuento literario. Barcelona: Editorial Laertes, 2004.

STEINER, R. La sabiduría de los cuentos de hadas. Madrid: Steiner, 1998.

NOTAS

(1)BUXO MONTESINOS. África, cuéntame… Barcelona: Editorial Juventud, 1992.
(2)SAWISHINSKY, Joel S: «La representación de los animales de compañía, como medio de proyectarse en el arte, en la metáfora y en las imágenes en la literatura» en KATCHER, Aron y BECK, Alan. Los animales de compañía en nuestra vida. Nuevas perspectivas. Barcelona: Fundación Purina, 1993, pp. 151-152.
(3)GEORGES, Jean. El poder de los cuentos. Barcelona: Pirene, 1988, pp. 153-154.
(4)Op.cit., p. 5.
(5)Ibidem, p. 8-9.
(6)Ibidem, p. 9-10.
(7)Ibidem, p. 7.
(8)Ibidem, p. 12.
(9)BADIAN, S. Sous l’orage ou Kany. Dakar: Nouvelles Editions Africaines, 1957.
(10)BUXO MONTESINOS, Joaquín. Op.cit., p. 15.
(11)Ibidem, p. 14.
(12)Ibidem, p. 16.

Imagen de portada: «Tiger In A Tropical Storm (Surprised!)», de Henri J. Rousseau (1891). National Gallery, Londres.

Docente-investigadora en la Universidad Gaston Berger de Saint Louis: Senegal